A 30 años del crimen del soldado Carrasco

Este miércoles se cumplen tres décadas de la desaparición del soldado Omar Carrasco, quien al mes fue hallado sin vida en el mismo cuartel en el que estaba conscripto.

El 6 de marzo de 1994, se confirmaba la desaparición en extrañas circunstancias de Omar Carrasco, un joven soldado neuquino, quien fue encontrado muerto un mes más tarde en el mismo cuartel. Su asesinato provocó que meses más tarde se derogara el Servicio Militar Obligatorio (SMO).

El soldado Omar Carrasco desapareció en el cuartel de Zapala, Neuquén.

Omar Carrasco, clase 1976 y nacido en Cutral Có, provincia de Neuquén, ingresó al servicio militar el 3 de marzo de 1994 y fue destinado al Grupo de Artillería 161 de la ciudad de Zapala, en la misma provincia.

Sólo tres días después de su llegada al cuartel, el 6 de marzo de ese año, declararon al soldado como desaparecido y una semana más tarde como desertor. La explicación del ejército no dejó conforme a sus familiares y lograron que el caso tome notoriedad a nivel nacional.

Los familiares y conocidos de Omar Carrasco lo describían como una persona muy tímida y aseguran que su personalidad fue uno de los motivos que probablemente haya desencadenado su muerte.

Tal vez nunca se conozca lo que pasó, quién lo mató y cuál fue el motivo. Pero tras su muerte se comprobó que a al joven conscripto le dieron una paliza y posteriormente fue llevado al hospital del cuartel donde le realizaron curaciones, pero no logró sobrevivir.

El subteniente Ignacio Canevaro.

Un mes después de que fuera dado como desaparecido, el 6 de abril de 1994, su cuerpo fue hallado dentro del mismo predio militar, en el Cerro Gaucho. Según el excapitán del Ejército Argentino, Rodolfo Correa Belisle, a cargo del rastrillaje, días antes habían recorrido el lugar y no habían encontrado nada. «En definitiva, me pusieron al soldado Carrasco», declaró Balisle años después apuntando directamente a la cúpula del servicio militar.

Tras la investigación y posterior juicio, el 4 de julio del mismo año, el juez federal de Zapala, Rubén Caro, procesó al subteniente Ignacio Canevaro y a los soldados Cristian Suárez y Víctor Salazar por el crimen. Mientras que el sargento Carlos Sánchez fue acusado de encubrimiento.

Tras la indignación generalizada en la población por el crimen de Carrasco, el 31 de agosto de 1994 el entonces presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, decretó el fin del Servicio Militar Obligatorio.

El 31 de enero de 1996, el Tribunal Oral Federal de Neuquén condenó a Canevaro a 15 años de prisión por el crimen del soldado; a Salazar y Suárez a 10 años; y a Sánchez a 3 años por encubrimiento. La sentencia fue ratificada por la Cámara de Casación.

Batallón Militar de Zapala, Neuquén, donde fue asesinado el soldado Omar Carrasco.

El 23 de noviembre de 2000 marcó un hito en el caso Carrasco, cuando a Salazar y Suárez les fue concedida la libertad condicional, generando controversia y debates sobre el sistema judicial argentino.

El 4 de febrero de 2004, el subteniente Canevaro recobró su libertad, sin que se brindara demasiada información al respecto sobre los motivos que permitían su salida anticipada del penal.

Al año siguiente, el 13 de junio de 2005, se anunció la prescripción de la causa del encubrimiento en relación con el caso. Esa decisión resultó en el sobreseimiento de una decena de altos oficiales, provocando indignación y cuestionamientos sobre la justicia.

El 2 de marzo de 2006, el Consejo de la Magistratura tomó la polémica decisión de suspender al juez Caro y abrir un proceso en su contra. Sin embargo, cuatro meses más tarde, el mismo consejo lo ratificó en su cargo, lo que desató aún más controversia y descontento en la opinión pública.

Sebastiana y Francisco, padres de Omar Carrasco

EL CASO

Tras todos los testimonios recolectados por la Justicia y por los involucrados, se llegó a la conclusión que el mismo día que Carrasco ingresó al Ejército fue recibido con un fuerte «baile».

El «baile» era popularmente conocido como una prueba de movimientos físicos extremos en la «colimba», donde los superiores llegaban hasta golpear a los soldados. Ignacio Canevaro estaba como oficial a cargo esa semana.

En su segundo día, Carrasco debía estar de «imaginaria» (guardia), pero no asistió porque no pudo levantarse de la cama debido a los fuertes dolores que tenía en el cuerpo, ocasionados por el «baile» del día anterior.

El juicio por la muerte del soldado Carrasco.

Como castigo, al otro día –su tercera jornada en el Ejército–, le ordenaron ocupar el puesto de cuartelero y debía ordenar y limpiar toda la cuadra. Ese fue el último día que se vio con vida a Carrasco. Sus compañeros lo reconocieron cuando se dirigía al baño a la hora de la siesta.

En esa semana, acompañaban al subteniente Canevaro como autoridad máxima, el sargento Carlos Sánchez y los soldados «viejos» Víctor Salazar y Cristian Suárez, que colaboraban con sus superiores.

El 6 de marzo, a través de un comunicado, el Ejército catalogó a Carrasco como «desaparecido» y una semana después como «desertor». Se inició una investigación, pero no hubo noticias de su paradero hasta que un mes después su cuerpo apareció en el mismo cuartel, en el Cerro Gaucho, lugar donde ya habían rastrillado.

EL FIN DEL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO

El 31 de agosto de 1994, meses después de la muerte de Omar Carrasco, el entonces presidente Carlos Saúl Menem puso fin al Servicio Militar Obligatorio en Argentina, después de que fuera creado por el ministro de Guerra, Pablo Ricchieri, en 1901, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca.

El servicio militar existió de manera obligatoria en Argentina durante 92 años. La legislación establecía la conscripción forzosa y podía alcanzar a todos los jóvenes argentinos, nativos y naturalizados. En principio, era para todos aquellos que hubieran cumplido 20 años y posteriormente se estableció la línea de 18 años para su llamamiento.

El Servicio Militar Obligatorio estaba vigente desde 1902. En 1994 pasó a ser voluntario. .

El sistema que se aplicaba constaba de un sorteo que era trasmitido por todos los medios del país. Cada potencial candidato era asignado con un número que iba del 1 al 1.000. Ese número era derivado de los últimos tres números de identificación nacional de los ciudadanos hombres, hoy el Documento Nacional de Identidad (DNI).

Cada año y en cada sorteo, se anunciaba un número de corte, y todos los hombres cuyo número de identificación nacional correspondía a un número de sorteo por encima del corte debían pasar la revisión médica para ser inscriptos al Servicio Militar Obligatorio.

El plan inicial ideado por el coronel Ricchieri buscaba entrenar a 100 mil jóvenes en las artes militares en un plazo de 10 años.