La marca Gucci cerró la prestigiosa Semana de la Moda de Milán con un curioso desfile contra el que se reveló una de sus modelos en medio de la pasarela.
La empresa había invitado a los asistentes a su desfile como si estuvieran dentro de un enigmático laboratorio, en el que Alessandro Michele, director artístico de la casa, pretende fabricar una moda antídoto contra la norma social.
La sala, bañada por una luz roja antes del desfile, desorientaba a los visitantes, que no encontraban sus asientos, además de hacer imposible tomar fotos con el celular.
Pero, ante la llegada de las primeras modelos, el decorado se aclaró y se iluminó con una luz blanca.
Las modelos desfilaban en una pasarela móvil por todo el espacio. Sesenta diseños blancos compuestos por camisas de fuerza y prendas con correas. Esto es lo que enojó a Ayesha Tan-Jones.
En el medio de la pasarela, pusos sus manos en alto y mostró sus palmas al mundo. En ellas había escrito: «LA SALUD MENTAL NO ES UNA MODA».
Para Gucci las prendas simbolizaban a la moda como una forma de poder que limita la vida y elimina la expresión de uno mismo. Pero la modelo lo interpretó como una «estigmatización de la salud mental». Esto «tiene que terminar», dijo en Instagram.
«En todo el mundo», explicó, «1 de cada 4 personas sufren problemas de salud mental».
«Como artista y modelo que ha tenido sus propias batallas por su salud mental, así como las tuvieron familiares y seres queridos afectados por depresión, ansiedad, síndrome bipolar y esquizofrenia, es hiriente e insensible que una gran casa de diseño como Gucci use estos motivos como concepto para un momento de la moda fugaz».
«Presentar estas batallas como utilería para vender prendas en el capitalismo actual es vulgar, falto de imaginación y ofensivo para millones de personas en todo el mundo que están afectadas por estos problemas», escribió la modelo.
Después de esa performance en el desfile, las luces se volvieron a encender y aparecieron las modelos vestidos con la nueva colección Gucci primavera-verano 2020, que exhibían desfilando, literalmente, a contracorriente.
La colección recordaba a los 1970, con pantalones acampanados y solapas anchas en las chaquetas, largos vestidos de un solo color y gafas cuadradas.
Las creaciones estaban también inspiradas en los uniformes de trabajo, con accesorios prestados del universo sadomasoquista, como fustas y látigos.
Lou Doillon, Sienna Miller, Jared Leto e Iggy Pop se encontraban entre los invitados al desfile, el último antes de la Semana de la Moda de París, que empieza el lunes.
Ayesha Tan-Jones se define como «artista no-binaria, música (bajo el nombre YaYa Bones) y fundadora de Shadow Sistxrs Fight Club», un curso de auto-defensa para mujeres, binarias y no-binarias, personas trans y de color.
Este lunes, recalcó: «Les quiero recordar que esta valentía es sólo un pequeño gesto frente a la valentía que las personas con problemas de salud mental muestran todos los días».
